Walkiria Montini: La primera mujer trans que se casó con otra mujer en España
La boda de la vedette con Mercedes Estrada en 1989 marcó un hito legal que luego fue llevado a las páginas de Interviú


En una España donde aún pesaban los estigmas de la dictadura, la mera existencia pública de Walkiria, visible, femenina, trans y artista, ya era una forma de activismo. Aunque no se identificara explícitamente como militante política, su cuerpo en escena y su vida pública confrontaban las rígidas normas de género del momento.
Entre el “escándalo público” y la deportación
La década de los 80 fue crucial para los derechos del colectivo LGBTIQ+ en España. La homosexualidad había sido despenalizada en 1979, pero otras figuras legales continuaban criminalizando las expresiones de género disidentes. En particular, la ley de escándalo público, heredada del franquismo, fue utilizada hasta 1989 para detener y perseguir a personas LGTBI.
En el caso de las personas trans, las trabas no eran solo sociales, sino también legales y administrativas. Hasta bien entrados los años 90, los tribunales rechazaban modificar el nombre legal de personas trans si existía el riesgo de “confundir” a la administración civil. Por ejemplo, en 1987, el Tribunal Supremo denegó expresamente el cambio de nombre de una mujer trans. Argumentó que ello podría permitirle contraer matrimonio, algo considerado legalmente inaceptable en ese momento. En ese escenario, Walkiria Montini fue objeto de una orden de deportación en 1989, poco antes de su boda, bajo la Ley de Extranjería. Buscó refugio en Gijón.
La boda que conmocionó a España
El 15 de diciembre de 1989, Walkiria Montini se casó civilmente con Mercedes Estrada en Gijón, convirtiéndose en la primera mujer trans en casarse legalmente con otra mujer en España. El acto fue posible gracias a que Walkiria había logrado modificar su documentación oficial, un logro excepcional en aquella época. Se amparó en un vacío legal que aún no contemplaba específicamente los derechos de las personas trans, pero tampoco los prohibía de forma explícita.

La repercusión fue inmediata. El 22 de diciembre, la pareja apareció en portada de la revista Interviú, número 711, posando semidesnudas. La imagen fue catalogada como “escandalosa” por sectores conservadores, pero también se convirtió en un símbolo de liberación y transgresión para parte del movimiento LGBTQ+.
Entre el amor, la noche y la exclusión
Walkiria relató en entrevistas posteriores la dureza de la vida nocturna, tanto en España como en París, donde llegó a actuar durante un tiempo. Hablaba de un entorno marcado por la droga, la criminalización y el abandono social. “Muchas amigas mías murieron o acabaron presas”, decía, en alusión a los peligros que enfrentaban las mujeres trans.
Walkiria Montini murió en abril de 2008 en Gijón, a los 52 años. Su fallecimiento pasó prácticamente desapercibido en los medios, y su figura quedó fuera de la mayoría de relatos oficiales sobre los derechos LGBTQ+ en España.
Sin embargo, su legado permanece en las investigaciones y memorias culturales que han comenzado a recuperar la historia del transformismo y de las personas trans en la España de la Transición. El libro Plumas al viento, por ejemplo, denuncia el olvido sistemático de estas pioneras: “Lo que ocurre siempre en España: se olvida pronto y se reconoce menos”.
Walkiria Montini no fue una mera anécdota mediática. Fue una figura clave en un momento de transformación política y social. Fue actriz, vedette, inmigrante, mujer trans, esposa. Su boda en 1989 abrió una grieta legal y simbólica . Casi dos décadas antes, anticipó los debates sobre la autodeterminación de género y el matrimonio igualitario.
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