Por ATA - Sylvia Rivera
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15 de septiembre de 2025
Psicólogo, análisis de sangre, visitas al endocrino, hormonas, pruebas y cirugías. Estos son todos los pasos por los que tienen que pasar las personas trans que opten por completar su cambio físico en la sanidad pública española. Este colectivo tiene que superar una serie de barreras hasta lograr su transición deseada debido a que soportan amplias listas de espera. Aunque los tiempos varían mucho entre comunidades autónomas, los relatos de varias personas trans a este periódico arrojan que de media esperan para una cirugía de vaginoplastia o una faloplastia hasta tres años. Y la hormonación no se queda atrás. Desde que una persona solicita una cita hasta que consigue los medicamentos puede pasar hasta un año. De hecho, en algunos casos sólo conseguir una cita con el endocrino puede llevarles un tiempo de espera de hasta más de un año. Antón (Galicia) tiene 20 años y ha vivido las eternas listas de espera para completar su transición. De hecho, aún lo vive. Con 18 decidió dar el paso y empezar el cambio. Lo primero fue el registro civil, donde, con la nueva ley, tardó ocho meses en hacer todo el proceso y cambiar su documento nacional de identidad (DNI). Después de eso, solicitó el cambio de nombre en los centros de estudio, la seguridad social, el banco o la tarjeta de médico. Y aunque no fue fácil, explica a este periódico que todo lo peor vino después. Ha estado hasta dos años esperando para poder recibir la hormonación. Una depresión, causada por no sentirse bien consigo mismo, hizo que se retrasara aún más ese proceso. Además, aclara que ve al endocrino sólo una vez al año. Cuando debería ser necesario, al menos una, cada tres meses. "Fui varias veces al médico a insistir si podían ponerme la cita, pero se ve que las personas trans no somos prioridad. Estamos al fondo en las listas", cuenta. La primera cita con el endocrino llegó con 19 años, es decir, esperó 365 días para ver por primera vez a este especialista. Luego, se hizo los primeros análisis de sangre y hasta un año después no volvió a verlo para conseguir la hormonación. Retraso en la hormonación Unas pruebas que no sirvieron de nada, ya que tras retrasar el tiempo de hormomación tuvo que volver a repetirlas. "No me querían dar las hormonas porque afectaban a la depresión y a mis cambios de humor. Pero yo repetí y repetí que tenía esa enfermedad mental causada por no verme bien a mí mismo. Y quería cuanto antes tomar la medicación", relata el momento. Así que hasta que no pasó un tiempo no pudo. Ya con 20, tuvo la segunda cita con el endocrino. "Esto ha sido en marzo de este 2025, porque tuve que volver a hacerme otros análisis de sangre y esperar cinco meses hasta que empecé al fin a hormonarme", cuenta. Como relata a este periódico, una vez que una persona trans empieza tomar la medicación para comenzar con su cambio, debe visitar al endocrino, al menos, cada dos o tres meses para ver si tu cuerpo está aceptando correctamente las hormonas. Sin embargo, desde que Antón las recibió no ha vuelto a pisar el endocrino desde entonces. "Se supone que estoy en lista de espera, sólo para que me den la cita, es decir, llevo desde abril con hormonas y siguen sin dármela". Para completar su cambio le gustaría hacerse la mastectomía, pero ya se da por vencido para hacerse la cirugía por la sanidad pública. Optará por el área privada, porque no quiere esperar cinco años (el tiempo de espera medio que hay en su zona) para sentirse bien consigo mismo. Años para la cirugía Amanda (nombre ficticio) tiene también 20 años y está en lista de espera para realizarse una vaginoplastia. Su camino tampoco ha sido fácil. Ella vive en Madrid y en la capital, las listas de espera para cambiarse el nombre y hacer una simple visita al endocrino son todo un calvario. En un primer momento, para visitar el endocrino le dieron cita para un año. "Quieren estar seguros de si quieres hacer el cambio, por eso no eres la prioridad. Pero mis padres insistieron y, en lugar del año que me daban, tuve que esperar tres meses para ver por primera al endocrino", cuenta. Y cuando llegó al endocrino, al igual que Antón, tuvo que esperar para luego tener que volver a esperar, ya que primero se tenía que hacer unos análisis de sangre. "En total tardé un año y medio hasta recibir por primera vez la medicación", añade. Ahora, se encuentra en lista de espera para poder hacerse una vaginoplastia. Y es necesario pasar por varios procesos para la cirugía. Entre ellos, hay varias fases en la que los especialistas se ponen en contacto con la persona para que confirme si está segura de realizarse esta operación. "Cuando llevas un año con hormonas, te derivan a una cita para hacerte las operaciones. En mi caso, he tenido que hacerme previamente una colonoscopia antes de la cirugía. Para esto pasaron seis meses y ahora me han dicho que tengo que esperar, al menos, tres años más", relata. Aunque está siendo un proceso lento, Amanda cuenta que uno de los procesos más duros fue el cambio de nombre. Empezó con la anterior ley y, cuando ya estaba casi todo listo en el registro civil, entró la nueva norma (en marzo de 2023). El proceso se ralentizó. "Me dijeron que tenían que volver a empezar y al final tardé más de ocho meses sólo en hacer el cambio", termina. Por otro lado, la joven denuncia a este medio el desconocimiento que hay por parte de la sanidad pública del colectivo trans. "Cuando le conté todo por primera vez a mi médica de cabecera, me dijo que no sabía qué hacer: 'Me leeré unos papeles y te digo algo la semana que viene'. Es increíble". Transición con 57 años Juana empezó su transición con 57. Y aunque el tiempo de espera también ha sido largo, reconoce que por su edad se ha acelerado el proceso. Tardó unos cinco meses para visitar por primera vez el endocrino. Ella vive en Canarias, y allí las revisiones con el especialista las hace cada seis meses. "Al principio, solicité sólo una extirpación de testículos porque creía que con eso ya me iba a ver bien. Pero luego, al mirarme al espejo por las mañanas, me di cuenta de que no: necesitaba la vaginoplastia completa. Ahora, estoy en lista de espera para ella y me han dicho que como mínimo tengo que estar tres años de espera porque aquí en Canarias no se hace esta cirugía", cuenta. Para ella, lo más duro de su transición ha sido que tuvo que dejar, por un tiempo, el tratamiento de hormonación debido a que le encontraron un bulto en una de sus mamas. "Al final, todo se quedó en un susto. Fue una ginecomastia (crecen los pechos) por el aumento de fármacos hormonales. Pero para mí esos meses fueron una montaña rusa de emociones. Porque yo tenía antecedentes en la familia de cáncer y pensaba que tenía que dejarlo definitivamente", continúa. Después de todo lo que ha pasado y, aunque, la espera no está siendo fácil. Reconoce que para ella fue mucho más duro tener que estar 57 años atrapada en una identidad que no le correspondía. "No era yo. Después de tanto, ahora estoy empezando a disfrutar de mí misma", concluye. https://www.elespanol.com