Nueva Zelanda estrena el parlamento más LGTB del mundo, ¡y nos encanta!

Nunca el colectivo LGTB había estado tan presente en una institución política como es el parlamento.
Hasta ahora la máxima representación estaba en Reino Unido, con un 7%, donde 45 de los 650 parlamentarios se declaran gays, lesbianas, bisexuales y trans.
Desde que la Primera Ministra laborista Jacinda Ardern
ha sido relecta con una aplastante mayoría, la configuración del parlamento ha hecho historia, puesto que el 1
0% de los escaños están ocupados por lesbianas
, bisexuales
, gays
y trans.
No solo es inclusivo en materia LGTB, puesto que de los 120 escaños más de la mitad son mujeres, y 16 pertenecen a minorías étnicas. ¡Nos encanta!
Justo antes de las elecciones la diputada lesbiana Louisa Wall afirmó: «Los números sí que importan. «Tenemos una masa crítica con gran visibilidad y se nos ve como válidos. Si terminamos siendo el parlamento más representativo de LGBTQI en el mundo, eso sería simplemente genial».
Jacinda Ardern es una de las políticas mejor valoradas del mundo en su gestión contra el coronavirus, ha sabido mantener a raya a los populistas de extrema derecha (que envidia) y tiene el poder suficiente como para gobernar sola, de todas maneras hará coalición con el partido de los verdes, donde también encontramos representación LGTB.
«Varios diputados de larga data – de edad, blancos, varones – se han ido, pero han sido reemplazados por una nueva población mucho más diversa – Maorí, Pasifika, otras etnias y la comunidad del Arco Iris», dijo. «La mitad de los miembros del grupo de trabajo son mujeres. El partido laborista y los verdes representan la cara contemporánea de Nueva Zelanda en el parlamento «, afirma el analista político y profesor universitario Paul Spoonley.
Nos alegramos por Nueva Zelanda y manifestamos también nuestra envidia, no solo por la configuración de un gobierno tan inclusivo y representativo, también porque el nivel político es muy superior, no como lo que nos estamos acostumbrando a ver en España últimamente, un espectáculo bochornoso tras otro, donde los políticos no están a la altura de sus ciudadanos.
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