“Yo soy Cora”, la revolución cotidiana de una niña trans

ATA - Sylvia Rivera • 24 de enero de 2020

Desde muy temprano sintió que el sexo y el nombre que le fueron asignados al nacer no se correspondían con su identidad. Se lo dijo y repitió a su familia, hasta que en casa lo entendieron e iniciaron con ella el delicado proceso de romper en plena infancia con el más primario de los esquemas sociales. Así fue la revolución de Cora en su hogar, en su escuela y ante la mirada del resto.

Una noche de 2014, en su cama, antes de dormir, le dijo a su madre: “De mayor quiero ser una niña”. Tenía tres años. Le gustaba usar vestidos y jugar con muñecas. Pero Cora aún no era Cora. Dos años después, la situación se volvió insostenible. Mientras caían las primeras hojas del otoño, miró a su madre en el parque y le dijo: “Mis amigas tienen suerte porque quieren ser niñas y son niñas. A mí, en cambio, nadie me ve”. Cora todavía no era Cora, pero ya le faltaba poco. Solo unos días.

Ana Valenzuela siempre llevará clavadas estas palabras de su hija: “Nadie me ve”. Desde muy temprano, había percibido con intensidad lo que la pequeña sentía, por las señales que le enviaba y por aquella “tristeza de fondo” que emanaba. La familia y sus amistades le decían a Ana que todo se debía a que le tenía adoración, a que quería ser como ella, o que tal vez se le ocurrían “esas ideas” porque era homosexual. Pero aquella tarde Ana se dijo: “Hasta aquí podemos llegar”. Se agachó a su altura, abrazó a su hija de cinco años y le dijo al oído: “Tienes que hablar con papá, ¿sí?”. Recuerda eso y cómo en aquel parque, abrazada a ella, se sintió helada de miedo. Tres días después de aquella frase que lo cambiaría todo, a Ana le sonó el teléfono: “Me lo ha dicho hoy. Yendo al cole”. La voz era de Ramon, su marido.

Ramon Navarro (de 45 años) dirige un centro deportivo. Ana Valenzuela (de 48) fue profesora de gimnasia, está en paro y estudia un posgrado sobre género. Tuvo dos hijos antes que Cora: a los 15 y a los 28 años.“Tenía miedo a no ser capaz de darle lo que necesitaba”, cuenta Ramon. Al llegar a casa, se sentaron con su hija y con su hermano mediano, Marc. Le dijeron a ella: “Nos han explicado todo y nos han dicho que puedes ser una niña”. Lo primero que hizo fue lanzarse a por Chloe , su perra, y darle un achuchón: “¡Por fin las dos somos chicas!”. Le explicaron a su hija que ahora necesitaban unos días para avisar en el colegio, para contárselo a la familia, para escoger un nombre nuevo. Pero esto último estaba resuelto.

—Yo soy Cora —dijo.

Y entonces su hermano contestó: “Eres mi hermana preciosa”.

Cora ya era Cora.

Para su madre, lo más duro fue vaciar su armario. “Lo hice sola. No sabía si llorar, reír, correr. Pensaba: vacío este armario para llenarlo ¿de qué? ¿Qué va a llegar?”. Su marido y ella fueron a comprar ropa nueva. Al volver a casa, Cora se lo probó “absolutamente todo” y le hizo a Ramon un “pase de modelos”. Frente al espejo, vio, eufórica, cómo este le devolvía la imagen que tanto había estado esperando.

Emprender la transición tan temprano no ha sido común hasta ahora, pero las expertas que trabajan en este campo no lo consideran inconveniente. “Si una niña o un niño muestran con mucha claridad que la identidad que sienten es otra, ¿por qué no se va a iniciar el tránsito?”, “Toda persona, independientemente de cómo construya su identidad, lo hace desde edad temprana, y sin embargo ese proceso solo se pone en entredicho si se realiza en un sentido contrario al asignado”. La pediatra Cristina Catsicaris, experta en este tema, sostiene que la identidad “no viene determinada por el conjunto de informaciones cromosómicas, órganos genitales, capacidades reproductivas o características secundarias”, sino que responde a la más humana y universal de las preguntas: “¿Quién soy yo?”.

El primer día que fue al colegio como niña, su madre y su padre iban aterrados, y ella, “feliz”.

El 16 de noviembre de 2016, Ana Valenzuela despertó a su hija con palabras nuevas: “Buenos días, princesa”. Esa mañana iba por primera vez a la escuela siendo Cora. Una pinza coronaba su corto cabello. Calzaba unas zapatillas en las que se encendían luces de colores al pisar, como si festejasen sus pasos. “Salimos a la calle con un miedo horroroso”, rememora Ramon Navarro. Agarraban de la mano a su niña: “No la queríamos soltar”. Sentían todas las miradas encima. Y Cora, tan dichosa, acercándose a la puerta de su cole. Su amiga Shannon, a la que ya le había contado todo días antes, la vio llegar y gritó:

—¡Hola, Cora!

Y el resto comenzó a llamarla Cora. Su madre explica que fue como si escuchar su nombre le diera alas. “Nos soltó y entró al cole feliz. Nuestra hija tenía que volar”. Le rogaron a la maestra: “Cuídanosla, por favor”. A las nueve de la mañana estaban de vuelta en casa y no tenían que ir a recogerla hasta la una de la tarde. Se pasaron cuatro horas mudos.

Dos otoños después, en noviembre de 2018, visité por primera vez a Cora. Vive en un edificio corriente de Nou Barris, una zona de clase media de Barcelona. Nada más sonar el timbre, me reciben Ana y Ramon. Al ingresar, alguien me asusta por detrás:

—¡Bu!

Al darme la vuelta, la veo. Los ojos enmarcados en larguísimas pestañas. Su espesa cabellera oscura peinada hacia un costado. Lleva un vestido negro y las uñas a juego.

—¡Soy Cora!

Al rato, enseña su cuarto. Por allí están sus juguetes: unicornios de colores, osos de peluche y dos muñecas que trata con un cuidado exquisito. Luego convierte su mano en micrófono y protagoniza un minishow. Coge un vestido blanco, que casi no le cabe. Lucha con él. Finalmente se lo quita.

“Debe ser feliz y no dejarse avasallar”, dice su abuela, un respaldo clave para la niña

—¿Quieres ver mi videojuego nuevo? —dice esta amante de las consolas.

Cuando le pregunto por aquel día clave en que se presentó como niña en el colegio, responde:

—¡Fue guay, porque me llamaban por mi verdadero nombre!

—¿Y por qué elegiste Cora?

—¡Pues porque me gustaba!

Nadie en su familia sabe en realidad de dónde salió su nombre. En su libro Un apartamento en Urano , el filósofo trans Paul B. Preciado escribe: “Soñé mi nuevo nombre una noche en una cama en el Barrio Gótico de Barcelona”. Tal vez Cora también lo soñó, alguna noche, en su cuarto de Nou Barris.

Aquel primer día de colegio como Cora, al ir a recoger a su hija, Ramon y Ana se la encontraron igual de contenta que la habían dejado. Sin embargo, aún les quedaba una fase de adaptación. Ana dice que en los siguientes días notaba cómo la señalaban: “Mira, esa es la madre”, oía. “Fueron días eternos”, lamenta. Una tarde, relata, fueron al parque a jugar y unos niños que la conocían se rieron de ella “porque iba vestida de niña”. Ana se acercó a ellos y les explicó que siempre había sido una niña y que ahora la tenían que tratar así. Las madres de los niños, cuenta, la interrumpieron para pedirle que no les dijese “esas cosas” a sus hijos y reprocharle lo que estaba haciendo con el suyo.

En el colegio todo fue mejor. En enero pasado acompañé a Cora a clase. En cuanto abren las puertas, la niña se pierde en el desfile de mochilas. La jornada empieza, los pasillos se quedan en silencio y Pedro Vidal, el tutor de Cora, cuenta cómo se facilitó su transición. No tenían experiencia, pero se formaron y convocaron a una reunión para hablar de identidad sexual. “Solo una madre se opuso”, dice. La profesora de entonces, Elisenda Dunyó, contó un cuento sobre una niña a la que habían confundido con un niño al nacer. En clase se tomaron el cambio con naturalidad: “Los alumnos son intuitivos y de alguna manera ya lo notaban. No pareció que le dieran gran trascendencia”. Aquellos días, “Cora salía al patio y solo corría y corría”.

Ahora está en clase y la observo desde la puerta. En cinco minutos, levanta la mano tres veces. La llaman a la pizarra y da la respuesta correcta a un problema. En el recreo juegan al pillapilla. Cuentan contra la pared hasta 30 y salen a intentar atrapar al resto. Pierde Cora. Se ríe. Después se pone a hacer el pino. Una amiga, Salma, la agarra de los pies para mantenerla segura. En el patio hay baños mixtos. Cora vuelve a ponerse derecha y entra en un aseo. Shannon le sostiene la puerta.

Su familia la rodeó de afecto desde el principio. A unos les costó más comprender el cambio. Otros no tardaron nada, como su abuela Ana. Ella fue fundamental en la transición, cuando su hija apareció en su casa una tarde de noviembre para contarle que su “nieto” a partir de ahora sería Cora. No cambió nada. “¿Una niña?”, respondió la abuela. “¿Cora? Pues ya está. Qué más da”. Ama de casa, viuda hace años, me recibió una tarde del invierno pasado. Debajo de una manga del jersey le asomaba en una muñeca una cinta de colores azul, blanco y rosa, los de la bandera trans. “Los primeros días me costó un poco no equivocarme con el antiguo nombre, pero eso es porque estoy mayor y ya se me confunden todos los nombres”, dice. Cora está a su lado comiéndose unas galletas de chocolate. La abuela tose y la nieta le da palmadas en la espalda. Luego sale a la terraza, donde está su amiga Shannon. “El amor de una abuela es el mismo”, añade Ana.

—¿Qué consejo le daría para cuando sea mayor?

—Que sea feliz y que no se deje avasallar —responde, y le cae una lágrima.

Afuera las niñas leen un libro. Algo que ven debe de provocar esta pregunta que le hace Cora a Shannon:

—¿Qué es la religión?

Parece que Cora tuviera un don para formular preguntas insondables. Como aquella vez, a los cuatro años, que descolocó a su madre soltándole:

—Mamá, ¿se puede ser niña teniendo pene?

Un interrogante rompedor al que cabe dar una respuesta constructiva. Es un error creer que las personas trans han nacido en un cuerpo equivocado.


“El cuerpo de cualquier niña o niño trans está igual de bien que el resto”, afirma Tello, y añade que cada vez hay menos personas trans adultas que se quieran operar “porque se les acepta como son y sienten menos la presión social del bisturí”. Iván Mañero, médico especializado en cirugía de género, cree que lo crucial es “apoyarles y enseñarles a entender su cuerpo y que decidan de mayores”.

Cuando Cora aún no se llamaba Cora, le fastidiaba en especial el Día de Reyes, porque los Magos de Oriente no sabían que se sentía niña y no siempre le traían los regalos que deseaba. Ahora la fecha le entusiasma. En enero me enseñó orgullosa el maquillaje que le habían traído el día 6. Con cuidado de no ensuciar su cama, comenzó a colorear su rostro y a ponerse rímel en las pestañas. Luego se pintó los labios de rosa. Y en ese cuarto donde ha tejido y teje sus sueños, donde ha tejido y teje su identidad, donde una vez le dijo a su madre que de mayor quería ser una niña, le pregunté:

—¿Qué quieres ser cuando seas mayor?

—Quiero ser informática —respondió Cora Navarro Valenzuela—. O fabricar unicornios. 

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Noticias

Por ATA - Sylvia Rivera 23 de diciembre de 2025
En julio, Evanna Vásquez llegó al Betances Health Center en Manhattan con la esperanza de recoger su dosis mensual de estradiol. Desde que la peruana migró a Estados Unidos y comenzó su tratamiento de afirmación de género en Nueva York hace un año, esta clínica comunitaria le ha proporcionado la atención médica que necesita. Pero esta vez, el médico la recibió con una noticia que la sorprendió: no había suministros. Con esta preocupación, llamó a Javier Tejada, el trabajador social que la ha acompañado desde su llegada a la ciudad en 2023. Tejada logró conseguir las dosis que necesitaba, gracias a donaciones, pero la incertidumbre de no saber si el próximo mes podrá acceder a su medicamento se ha vuelto constante. “Unos meses me dan el estradiol inyectable y otros en pastillas. Cada vez que consiguen una donación me contactan”, cuenta Vásquez, de 35 años. “El problema es que yo necesito una dosis doble de estradiol porque lo tengo muy bajo, y eso hace que todo sea más difícil”. El estradiol es un medicamento que contiene la hormona sexual femenina estrógeno, producida principalmente en los ovarios. En las personas trans juega un papel fundamental en la terapia hormonal de afirmación de género, que se usa para provocar cambios físicos feminizantes como el desarrollo mamario, la redistribución de la grasa corporal, la disminución del vello corporal y la reducción de la masa muscular. Que una mujer trans tenga niveles bajos de estrógeno implica una falta de desarrollo o reversión de características femeninas. Desde finales de 2024, activistas por los derechos de las personas trans en Estados Unidos reportan que la comunidad se está enfrentando a una escasez de medicamentos de afirmación de género y largos tiempos de espera para consultas médicas en clínicas que ofrecen estos servicios. Esto se intensificó en julio, tras la aprobación de la “gran y hermosa” reforma fiscal de Donald Trump, una ley que prohibió el uso de fondos federales para cubrir tratamientos de afirmación de género y recortó el presupuesto destinado a Medicaid, el programa público de cobertura médica, dejando por fuera a las personas con visas humanitarias, como Vásquez que es solicitante de asilo. Con la reducción de fondos federales, las personas que quedaron descubiertas de Medicaid están recurriendo a clínicas sin fines de lucro. De la misma manera, puesto que los migrantes indocumentados no tienen acceso a servicios de salud preventiva en Medicaid, también acuden a estas mismas clínicas porque ofrecen opciones a bajo costo o gratuitas para personas sin ingresos. Esta situación está saturando la capacidad de operación de las clínicas y extendiendo sus tiempos de espera. El impacto sobre las personas trans migrantes es significativo: alrededor de 174.000 de ellas viven en EE UU, muchas de las cuales llegaron al país escapando de la transfobia, la violencia o la falta de atención médica en sus países de origen. En América Latina, las condiciones para las personas trans son tan precarias que su expectativa de vida no supera los 35 años de edad, de acuerdo a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Una avalancha de leyes antitrans La ley fiscal de Trump tiene como propósito establecido reducir los impuestos y modificar los gastos de diversos programas federales. Sin embargo, ha sido criticada por su manipulación ideológica de los presupuestos federales, y en el sector de la salud determina que está prohibido el uso de fondos federales de Medicaid para procedimientos de afirmación de género, como cirugías y medicamentos hormonales. Esta legislación se une a una creciente lista de leyes federales y estatales a lo largo del país que limitan los derechos de las personas trans y los derechos sexuales y reproductivos. A comienzos de este año, el Gobierno de Trump cortó la financiación de Planned Parenthood, la organización de salud sexual y reproductiva más grande de EE UU, que provee tratamientos de afirmación de género, para el VIH, anticonceptivos y enfermedades de transmisión sexual. A esto se suman más de 20 citaciones para investigar a médicos y clínicas que brindan atención médica de afirmación de género a menores por parte del Departamento de Justicia y otros 616 proyectos de ley anti-LGBTQ+ en múltiples Estados del país, de acuerdo a la Unión Americana por las Libertades Civiles (ACLU). Por todos estos ataques y el temor a la llegada del segundo Gobierno de Trump, la demanda de medicamentos de afirmación de género —como el estradiol, la testosterona o la espironolactona— comenzó a aumentar. Trump había anunciado durante la campaña de 2024 que cortaría los fondos federales que financian los medicamentos de afirmación de género, por lo que muchas personas decidieron comprar grandes cantidades para el futuro. Ahora, no solo está habiendo una alta demanda de estos medicamentos, sino que los tratamientos en clínicas que ofrecen estos servicios también se están saturando. “Estamos recibiendo referidos de chicas que vienen de otros centros de salud, por la escasez de doctores o de profesionales de la salud a causa de los recortes de presupuesto”, asegura Denise Gutiérrez, directora del programa transgénero de Community Healthcare Network. Esta organización neoyorquina está operando con normalidad porque sus fondos no dependen del Gobierno federal, sino de subvenciones de entidades privadas y dinero de la ciudad. Cuando Lady Dariana Camas —una mujer trans ecuatoriana de 35 años que vive en el Bronx— llegó a Estados Unidos en 2022, ya estaba recibiendo un tratamiento hormonal de afirmación de género, pero no sentía la presión de hacerse cirugías como la de feminización facial para afirmar su género. Con la vuelta de la Administración Trump, vio por primera vez que sus posibilidades de acceder a esta cirugía se estaban limitando y quiso buscarla lo más pronto posible, pero cuando fue al médico en diciembre de 2024, este le dijo que no tenía disponibilidad hasta el próximo año. “Ahora con los recortes estoy empezando a sentir que tengo que hacerme la cara rápido, antes de que pase algo y me digan que no”, cuenta Camas. Como ella, otras personas trans están intentando adelantar las cirugías que quieren hacerse por el temor a que los recortes las hagan inalcanzables en un futuro cercano, según Chance Krempasky, director médico de Community Healthcare Network. Algunos activistas y clínicas de afirmación de género confían en que los gobiernos locales y estatales garanticen los derechos de las personas trans. Estados como Oregón, Connecticut y Vermont han emitido leyes de protección a las personas trans que buscan servicios de afirmación de género, mientras que ciudades como Boston y West Hollywood se han declarado santuarios para las personas transgénero o la comunidad LGBTQ+. Nueva York cuenta con leyes que protegen a las personas que buscan o brindan servicios de afirmación de género legalmente en el Estado. Recientemente, la legislatura estatal aprobó un proyecto de ley que intenta reforzar las protecciones legales para que las personas que brindan o reciben atención reproductiva o de afirmación de género estén protegidas de responsabilidades civiles o penales fuera de Nueva York. La legislación espera ser firmada por la gobernadora Kathy Hochul. Las políticas públicas locales son la única forma de sobrevivir. Mila Hellfyre Hernández, activista por los derechos de las personas trans latinas “Las políticas públicas locales son la única forma de sobrevivir”, sostiene Mila Hellfyre Hernández, activista puertorriqueña por los derechos de las personas trans latinas en Estados Unidos y vicepresidenta del Equality Empowerment Center, una organización sin ánimo de lucro que defiende los derechos de la comunidad LGBTQ+ en Florida. “Estoy hablando a nivel de ciudad, porque en las ciudades el Estado es quien tiene el control, no todo el soporte tiene que ser a nivel federal”. La emisión de políticas locales o estatales para proteger a la comunidad trans ha ocasionado que el 48% de las personas trans en EE UU migren internamente o estén considerando reubicarse a otros Estados con leyes que protejan sus derechos, según un informe publicado en mayo por el William Institute, un centro de investigación de políticas públicas centrado en cuestiones relacionadas con la orientación sexual y las identidades de género. “Muchas personas trans van a querer salir de ciertos Estados republicanos que los tienen bajo constante ataque y van a querer venir a Estados que les dan la bienvenida”, explica Jesús N. Soto, del National Alliance on Mental Illnesses. “Entonces, aunque el presupuesto estatal sí daba en el presente, en el futuro van a necesitar más”. Esto quiere decir que la capacidad de los gobiernos locales o estatales de proteger el acceso a los servicios de afirmación de género puede verse afectada por los cambios demográficos. Preocupación y temor Evanna Vásquez ha tenido que migrar dos veces. En 2017 se marchó de Perú, luego de que su familia comenzara a agredirla por expresar su identidad de género. Eligió irse a Panamá, donde trabajó por mucho tiempo como estilista. Fue ahí donde conoció a su actual esposo. Pero con la llegada de la pandemia, su peluquería cerró. Cuando el encierro se volvió más laxo, intentó volver a conseguir trabajo, pero no lo logró. Se sentía desesperada, y decidió irse a Estados Unidos. Migrar por segunda vez representaba volver a dejarlo todo: vender todas sus cosas, abrazar a sus amigas y despedirse de Sirius, Jade y Nagini, sus dos gatos y su perra. El viaje fue difícil; les robaron, perdieron sus documentos de identidad y Vásquez sufrió abusos sexuales en múltiples ocasiones en México. Pero no había tiempo para procesar el dolor, Estados Unidos se presentaba como un lugar en el que había leyes para que Vásquez cambiara su nombre, accediera a los tratamientos de salud que necesitaba y se casara finalmente con su pareja. “Vengo de un país donde nos quitan todo, para que nos lo quiten ahora en un país donde tenemos más leyes creadas para que nos respeten”, apunta. “Mi comunidad realmente necesita el apoyo del Gobierno”. El presupuesto federal destinado a la salud en 2024 fue de 1,9 billones de dólares, durante la Administración del demócrata Joe Biden. Estaba previsto que ese dinero aumentaría en un 5,8% en 2025; sin embargo, con la aprobación de la ley fiscal de Trump, el Gobierno lo redujo en un 15%, de acuerdo a un análisis del Instituto de Salud Pública de la Universidad de California en Berkeley. Departamentos como el de Defensa, Asuntos de Veteranos y Seguridad Nacional (DHS) —encargado de la política migratoria del presidente— tienen proyectado un aumento de presupuesto. La financiación del DHS, por ejemplo, aumentará un 65% el próximo año. Otra consecuencia de la falta de acceso a servicios de afirmación de género y el aumento de leyes antitrans es que la tasa de suicidio entre los miembros de esta comunidad puede aumentar. “Para nuestra comunidad, el acceso a la afirmación de género es visto como una medida fundamental de prevención del suicidio”, asegura William Lopera, representante de Voces Latinas, una organización dedicada a reducir la tasa de transmisión del VIH entre las comunidades migrantes. La ley fiscal de Trump “ha generado gran incertidumbre y estrés, llevando a las clientas a sentir desesperanza y a acelerar cirugías y trámites de identificación por miedo a perder el acceso futuro. Esto ha tenido un efecto directo en la salud mental de la comunidad”, añade Lopera. Para Vásquez, no poder acceder a sus medicamentos de forma regular es una gran preocupación y le recuerda de los otros periodos en los que no ha podido tomar estradiol de forma continua. Han sido momentos de cambios hormonales bruscos, dolores de cabeza, depresión y dismorfia de género. Por ahora, llega al 16 de cada mes con esperanza y preocupación, intentando vencer el temor de no poder recibir sus medicamentos. https://elpais.com
Por ATA - Sylvia Rivera 22 de diciembre de 2025
El Parlamento de Kazajistán ha dado un nuevo paso en el retroceso de los derechos LGTBIQ+ al aprobar una serie de enmiendas legales que prohíben lo que han denominado como “propaganda LGTBIQ+”, una medida que replica legislaciones similares ya vigentes en Rusia y Georgia y que ha sido duramente criticada por organismos internacionales de derechos humanos. Las enmiendas fueron aprobadas el pasado martes por el Senado, después de haber recibido el respaldo de la Cámara Baja en noviembre. El texto legal aún debe ser firmado por el presidente kazajo, Kasim-Yomart Tokáyev, para entrar en vigor. Según el texto legal, el objetivo declarado de la norma es “proteger a los niños de informaciones que dañan su salud y desarrollo”. Sin embargo, activistas y organizaciones defensoras de los derechos humanos advierten de que este tipo de leyes suelen utilizarse para censurar cualquier mención positiva o neutral sobre la diversidad sexual y de género, reforzando el estigma y la discriminación. La norma impide la publicación de este tipo de informaciones en espacios públicos, medios de comunicación, redes de telecomunicaciones e internet, ampliando su alcance a ámbitos como la educación, la cultura, la publicidad y el cine. Impulso ciudadano y alcance legal La iniciativa legislativa surgió a raíz de una petición presentada por ciudadanos kazajos hace aproximadamente un año y medio y fue elaborada por un grupo de parlamentarios. Según explicó el diputado Yelnur Beisenbáev, uno de los promotores del proyecto, las enmiendas modifican hasta nueve leyes, entre ellas las relativas a los derechos de la infancia, las comunicaciones, la educación y los medios de prensa. Beisenbáev aseguró que el texto incluye una definición concreta de lo que denomina “propaganda de la orientación sexual no tradicional” y establece limitaciones para su difusión, aunque afirmó que la ley no contempla “la prohibición ni el rechazo” de las personas LGBTI. En la misma línea, el diputado Yedil Zabirshin subrayó que la pertenencia a la comunidad LGBTI no está penalizada en Kazajistán, a diferencia de países vecinos como Uzbekistán, donde la homosexualidad sigue siendo castigada por la ley. Críticas internacionales Organismos internacionales como Naciones Unidas, Human Rights Watch, Civil Rights Defenders y el Norwegian Helsinki Committee ya habían expresado su preocupación y rechazado la posible aprobación de esta normativa, al considerar que vulnera derechos fundamentales y fomenta la discriminación, como ocurrió anteriormente con leyes similares en Rusia y Georgia. Un patrón regional Rusia aprobó en diciembre de 2022 una ley que prohíbe la “propaganda de relaciones sexuales no tradicionales”, la pederastia y la reasignación de género en medios de comunicación, internet, publicidad, literatura y cine. Georgia, por su parte, adoptó una legislación similar en octubre de 2024. La ley georgiana contempla penas de hasta cuatro años de prisión por cirugías de reasignación de sexo y multas de hasta 4.000 laris (unos 1.500 dólares) por difundir “propaganda de relaciones homosexuales” en instituciones educativas, una medida que el Gobierno defendió como una forma de proteger “la familia y los niños”. Con la aprobación de esta ley, Kazajistán se suma a una tendencia regional que, según denuncian organizaciones de derechos humanos, supone un grave retroceso para la igualdad, la libertad de expresión y la dignidad de las personas LGTBIQ+. https://diversosmagazine.com
Por ATA - Sylvia Rivera 19 de diciembre de 2025
El Departamento de Salud y Servicios Humanos de EEUU ha anunciado este jueves una serie de medidas regulatorias diseñadas para eliminar la atención médica de afirmación de género para menores. Las propuestas anunciadas este jueves suponen las medidas más profundas que esta Administración ha tomado para restringir el uso de bloqueadores de la pubertad y terapia hormonal para niño/as trans. E incluyen el recorte de la financiación federal de Medicaid y Medicare a los hospitales que brindan atención de afirmación de género a niños y la prohibición de que los fondos federales de Medicaid se utilicen para financiar dichos procedimientos. Además, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) emitió cartas de advertencia a una docena de empresas que comercializan chalecos de sujeción pectoral y otros equipos utilizados en procesos de afirmación de género. Entre los fabricantes se encuentran GenderBender LLC, de Carson, California, y TomboyX, de Seattle. Las cartas de la FDA establecen que las fajas pectorales solo pueden comercializarse legalmente para usos médicos aprobados por la FDA, como la recuperación tras una mastectomía, informa The Associated Press. Las normas propuestas amenazarían la atención de afirmación de género para jóvenes en los estados donde sigue siendo legal. Los programas de Medicaid cubren actualmente la atención de afirmación de género en poco menos de la mitad de los estados. Al menos 27 estados han adoptado leyes que restringen o prohíben esta atención. La reciente decisión del Tribunal Supremo, que confirmó la prohibición de Tennessee, abre la puerta a que la mayoría de las demás leyes estatales permanezcan vigentes. Los anuncios de este jueves ponen en peligro el acceso en casi dos docenas de estados, donde los tratamientos farmacológicos y los procedimientos quirúrgicos siguen siendo legales y están financiados por Medicaid, con fondos federales y estatales. Las propuestas anunciadas por Kennedy y su equipo no son definitivas ni legalmente vinculantes, recuerda AP. El Gobierno federal debe pasar por un largo proceso de elaboración de normas, que incluye períodos de consulta pública y revisión de documentos, antes de que las restricciones se vuelvan permanentes. También es probable que enfrenten impugnaciones legales. Sin embargo, las normas propuestas probablemente frenarán aún más la atención a la afirmación de género a niño/as, y muchos hospitales ya han cesado dicha atención. Casi todos los hospitales de EEUU participan en los programas Medicare y Medicaid, los planes de salud más grandes del gobierno federal que cubren a personas mayores, personas con discapacidad y personas de bajos ingresos. Perder el acceso a estos pagos pondría en peligro a la mayoría de los hospitales y proveedores médicos de EEUU. Las mismas restricciones de financiación se aplicarían a un programa de salud más pequeño, el Programa Estatal de Seguro Médico para Niños, para la atención a menores de 19 años, según una nota de la Administración. Las medidas contradicen los consejos de organizaciones médicas y defensores de las personas trans. La mayoría de las principales organizaciones médicas estadounidenses, incluida la Asociación Médica Americana, ha instado a los estados a no restringir la atención a las personas trans, informa AP. Los anuncios se suman a una serie de medidas que el presidente de EEUU, Donald Trump, su Administración y los republicanos en el Congreso han tomado para atacar los derechos de las personas trans en todo el país. En su primer día en el cargo, Trump firmó una orden ejecutiva que declaraba que el Gobierno federal reconocería únicamente dos géneros: masculino y femenino. También firmó órdenes destinadas a recortar el apoyo federal para las transiciones de género de personas menores de 19 años y prohibir a atletas trans participar en deportes femeninos. Además, un proyecto de ley que expondría a los proveedores de atención médica trans a penas de prisión si atienden a personas menores de 18 años fue aprobado este miércoles por la Cámara de Representantes de EEUU y va camino del Senado. Otro proyecto de ley que se está considerando en la Cámara el jueves busca prohibir la cobertura de Medicaid para la atención de afirmación de género para niños. En EEUU, los jóvenes que se identifican con un género diferente al sexo asignado al nacer son evaluados primero por un equipo de profesionales. Algunos pueden intentar una transición social, que implica cambiar de peinado o pronombres. Otros pueden recibir posteriormente fármacos bloqueadores hormonales que retrasan la pubertad, seguidos de testosterona o estrógeno para lograr los cambios físicos deseados. La cirugía no es frecuente en menores de edad. https://www.eldiario.es
Por Mar Cambrollé Jurado 18 de diciembre de 2025
Catalunya da un paso más para blindar los derechos de las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales con el fin de erradicar la LGBTIfobia. La nueva ley se ha aprobado en el Parlament con una amplia mayoría, ya que fue una iniciativa presentada por el PSC-Units, Junts, ERC, Comuns y la CUP, en colaboración con las entidades del colectivo LGBI+ y Trans. El PP y la extrema derecha de Vox y Aliança Catalana han votado en contra. La norma deroga la ley anterior, tras 11 años de aplicación, para fortalecer las garantías de igualdad de trato y no discriminación, y con la voluntad de hacer efectivo el derecho a la libre autodeterminación de la identidad y expresión de género en el ámbito público y privado. La principal novedad es que incorpora una ampliación del régimen sancionador para acabar con las conductas LGBTIfobicas y da más cobertura tanto a las víctimas durante el proceso de denuncia, a la vez que aumenta los supuestos que definen las infracciones. Las sanciones quedan tipificadas según su gravedad y pueden ir de los 300 euros hasta los 500.000 euros. La norma amplía los pretextos que pueden ser considerados una infracción, como no tratar a una persona "de manera intencionada" de acuerdo con su nombre o el género con el que se identifica o incluir en los negocios jurídicos cláusulas "que causen discriminación por razón de la orientación sexual, la identidad de género, la expresión de género o las características sexuales". A la vez, se prohíben las terapias de "reconversión" y se pone coto a su promoción, al tiempo que se promueve el uso de símbolos LGBTI en espacios y edificios públicos. Para proteger especialmente a las personas trans e intersexuales, la ley parte de un enfoque interseccional -también para la protección de las personas migrantes, racializadas y refugiadas- y deja por escrito el deber de las administraciones públicas de crear espacios de memoria democrática del movimiento LGTBI y de las personas trans, al tiempo que se propone reparar la invisibilización de las lesbianas. Con esta nueva legislación también se crea la Red de Servicios de Atención Integral para coordinar los servicios de atención integral LGTBI (SAI) y los puntos de información LGTBI en todo el territorio catalán y se otorga una mayor dotación de recursos para impulsar políticas públicas. El PP amenaza con llevar la ley al TC La CUP, que ya impulsó esta propuesta la legislatura anterior, pero no consiguió aprobarla por el adelanto electoral, ha celebrado que finalmente salga adelante y ha asegurado que es un "orgullo" porque supone "la defensa de los derechos humanos", aunque la diputada Pilar Castillejo ha deslizado que aún hay mucho trabajo por hacer y que se requiere de una mayor inyección de recursos. "No es una actualización, abrimos una nueva fase", ha celebrado la diputada de ERC y exconsellera de Feminismes, Tània Verge para quien esta ley es una forma de responder a la "ofensiva reaccionaria global". La parlamentaria de Junts, Laura Martínez, ha añadido que esta ley garantiza la libertad y la igualdad de todas las personas "sin excepciones", y que "el Parlament tiene la obligación de estar a la altura cuando estos derechos son vulnerados", esta vez en sintonía con la diputada de los Comuns, Susanna Segovia, pero quien ha querido apostillar que el Govern debe ahora "dar sentido" a esta ley con más recursos y nuevas políticas. Por parte del PSC, Elena Díaz, ha lamentado que haya personas que deban esconder su amor para evitar ser agredidas y ha aplaudido que la nueva norma que sea "robusta" a nivel jurídico. https://www.elperiodico.com
Por ATA - Sylvia Rivera 17 de diciembre de 2025
Agustín Dante López dice que lo que veía en el espejo no lo representaba, habla del bullying que sufrió en la primaria, narra con crudeza los embates de su trastorno de alimentación, cuenta que aunque la balanza declaraba 38 kilos él se sentía gordo, repasa las mentiras a su familia, los engaños en la cena, su fiesta de 15, las autolesiones o esa manera brutal de exteriorizar un dolor interno. Agustín habla de cómo una serie le despertó una epifanía, rescata la advertencia de su hermana y la voluntad de una médica, de su miedo a morir y de sus impulsos suicidas, hasta llegar a su transición. “Transicionar fue lo mejor que me pudo pasar en la vida”, define. Durante su relato utiliza el pronombre masculino cuando se desplaza entre los recuerdos de su niñez y adolescencia. No se trata de un error, sino de un comportamiento voluntario, el corolario de un proceso de entendimiento. “Al principio traté a ese niño en femenino como para que se entendiera a qué me refería, pero ya no”, dice. “Es algo que por lo general incomoda. La gente te dice ‘bueno, pero eras nena en ese momento’. Sí, pero ahora soy un varón y hay que entender que todo ese tiempo también lo fui, solamente que no le podía poner un nombre”. Él siempre se refiere a él como Agustín, incluso en la semblanza de esos años. Su vida, antes y después de identificar lo que le pasaba, con enfermedades e internaciones, que siempre, a pesar de los contratiempos y las confrontaciones, estuvo secundado por un entorno familiar permeable y amoroso. “Hay muchos compañeros y compañeras trans que los echan de la casa, que la familia los golpea. Hay muchas personas trans que caen en autolesiones, que se suicidan, que caen en consumos problemáticos, que el único recurso que tienen es la prostitución. Y es terrible. Qué privilegio la familia y el entorno que tengo”, agradece. Pero para llegar a esa comprensión, primero la infancia, el bullying y el trastorno de la conducta alimentaria. “Mi infancia fue difícil. A los tres años y medio empecé, y agradezco tanto a mi mamá que yo hoy en día le pregunto cómo me anotaste en teatro musical. Me acuerdo de que daba shows en el living de mi casa y les daba folletitos a todos para que vengan a verme y mi mamá me dijo ‘yo te vi con capacidades y vi que te gustaba, entonces te llevé’. Tenían un convenio con mi colegio, entonces empecé ahí a tomar las clases de comedia musical y me encantó”. —La infancia estuvo atravesada por el arte, la actuación, la música. —Todo el tiempo. —¿Eso fue un espacio que salvó en algún punto? —Sí. Porque yo desde muy chiquito no sentía que me encontrara cuando me miraba al espejo. Desde muy chiquito recibí mucho bullying en la escuela por mi peso. Yo de chiquito, no sé si lo podría diagnosticar por así decirlo como trastorno por atracón, pero comía mucho. Manejaba y regulaba mis emociones desde ese nivel. Y me acuerdo que recibí mucho, mucho bullying en la primaria y en el viaje de séptimo grado, que íbamos a Carlos Paz, me tenía que poner malla. Realmente no me encontraba en el espejo y odiaba cómo me veía. Y me acuerdo de que en ese momento empecé a comer menos, a restringir. Mi mamá se daba cuenta y me decía “pero esto es muy poco”. Por ahí comía solo, no me gustaba comer con nadie. —¿Ahí empezarían los trastornos de alimentación? —Se desató muy fuerte en el viaje de séptimo grado cuando yo sabía que me tenía que poner malla y empecé a comer menos, a comer menos, y veía que gente externa, no mi familia, me decía “qué flaca que estás, qué linda que estás”. Entonces lo tomaba como algo bueno, voy por buen camino. Está bien pasar hambre, restringirme, porque la gente me ve mejor. Me sentía más lindo. —¿Alguien en tu casa se daba cuenta de los ataques que estabas recibiendo? —No. Yo no contaba mucho tampoco. Me lo guardaba. Como es una enfermedad tan silenciosa y tan solitaria yo lo llevaba… Si mis papás se daban cuenta realmente lo que estaba pasando iba a tener que recuperarme y era algo que yo no quería porque sabía que eso conllevaba subir de peso y yo lo veía como lo peor que me podía pasar en la vida. Subir de peso era que volviera el bullying, volviera el odio al verme al espejo. —¿Se fue incrementando eso? —Mucho. —¿Qué pasó? —Lo que me pasaba en invierno es que también en ese momento de mi vida, en séptimo grado descubrí lo que eran las autolesiones. Dentro de todos los tipos de autolesiones yo en ese momento empecé a cortarme. Me pasaba que yo en invierno como podía usar ropa grande o ropa que no se notara mi cuerpo recurría a eso, a las autolesiones, para descargar todo el dolor. Es como un dolor que no tiene explicación. No lo podía explicar. Es como un dolor en el alma. Es lo peor que le puede pasar a un ser humano: sentir tanta angustia que te lleva a ese momento de desesperación, ese impulso que decís necesito sacar el dolor que tengo adentro para expresarlo en un dolor corporal. Necesitas dejar de sentir ese dolor interno que no te deja hacer nada: no te deja bañarte, no te deja lavarte los dientes, no te deja levantarte de la cama. El TCA (Trastornos de la conducta alimentaria) es una enfermedad muy solitaria también: no te querés juntar con gente porque siempre que te juntás significa compartir algún momento, comer algo, tomar unos mates, compartir unas facturas, salir a comer.
Por Mar Cambrollé Jurado 16 de diciembre de 2025
Un tribunal de Lima en Perù condenó este lunes a 17 años de prisión a cada uno de los tres policías que torturaron y violaron a una mujer trans en una comisaría en 2008, un caso por el que fue sancionado internacionalmente el Estado peruano. La sentencia fue leída durante la audiencia final del juicio oral iniciado en enero, y que fue transmitida por el canal del Poder Judicial. En abril de 2020, la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó a Perú por la brutal agresión que sufrió Azul Rojas cuando tenía 34 años, tras ser detenida en una comisaría del norte de Perú. Dos años después, en un hecho histórico para la comunidad LGBT y Trans, el gobierno peruano pidió perdón a la víctima. Por pedido de la justicia interamericana, Perú siguió con las investigaciones contra los acusados, que respondían al juicio en libertad. Este lunes, el tercer juzgado penal dictó su sentencia por los delitos de tortura agravada y abuso sexual. «Se impone una condena de 17 años de prisión para los efectivos policiales Dino Ponce, Luis Quispe y Juan León», según el fallo. La justicia ordenó la reclusión inmediata de los tres condenados. Según pudo probar la fiscalía, los efectivos policiales detuvieron y agredieron a Azul Rojas en una comisaría de la localidad de Casa Grande, en la costa norte de Perú. Allí fue sometida a «maltratos físicos, psicológicos, violación sexual», indicó el Ministerio Público en un comunicado. https://elnuevodiario.com.do
Por ATA-Sylvia Rivera 12 de diciembre de 2025
Kenia Bonilla dejó en alto el nombre de Ecuador en el certamen de belleza Miss International Trans 2025, donde se coronó como la máxima ganadora. La oriunda de Santo Domingo de los Tsáchilas destacó en el evento desarrollado en Lima, Perú, el reciente sábado 6 de diciembre de 2025. Nueve candidatas, de diversos países, pugnaron por la corona. Kenia Bonilla irá a Países Bajos Durante la gala final del certamen, Kenia Bonilla ganó la corona absoluta. Mientras que la mexicana Mitchell Lagunes fue la primera finalista y la peruana Cirja Emiliana fue la segunda finalista. Tras la coronación, la ecuatoriana recibió como premios un iPhone 17, más de 3 mil dólares en productos de la marca Dior y pasajes de ida y vuelta para Países Bajos, donde se celebrará la edición 2026 del Miss International 2026. Cabe mencionar que Kenia recibió la corona de manos de su antecesora, la peruana Keyla Fernández. Por otra parte, la también ecuatoriana Ohanna Jiménez fue elegida como el Mejor Rostro del certamen. Deja huella en los certámenes Kenia Bonilla, nacida en Santo Domingo de los Tsáchilas, es una modelo profesional de 29 años y la primera mujer trans en competir en el Miss Universo Ecuador. Su participación en este 2025 marcó un hito de inclusión en el certamen, promoviendo la diversidad de género en Ecuador. En febrero de 2025, se postuló al casting de Miss Universo Ecuador, destacando su mensaje de autenticidad: “Soy la primera, pero no la última”. “Este no es solo un logro personal, es un paso hacia una sociedad más inclusiva, justa y representativa para todos”, dijo tras ser anunciada como candidata oficial. Entre las 20 candidatas oficiales, Bonilla brilló en la competencia preliminar en Cuenca, desfilando en trajes de baño y gala. Avanzó a las 10 semifinalistas en la final del 26 de julio en Guayaquil, aunque Nadia Mejía se coronó ganadora. Su visibilidad inspira a la comunidad LGBTI y refuerza las nuevas reglas inclusivas del concurso, sin límites de edad, estado civil o identidad de género. Cabe mencionar que en agosto de 2024 representó al país en el Miss International Queen en Tailandia, un concurso internacional para mujeres trans con participantes de 23 naciones. Sobre el Miss International Trans El certamen Miss International Trans es una “plataforma de inclusión social, visibilidad y respeto”, que trabaja con embajadoras de belleza trans a nivel mundial. Según informó la organización, esta tiene sede en Bélgica y organiza eventos de belleza LGBT en distintas naciones. La victoria de la ecuatoriana Kenia Bonilla marca un nuevo hito en la lucha de las mujeres trans del país por la igualdad y la tolerancia.
Por Mar Cambrollé Jurado 5 de diciembre de 2025
Un informe que celebra a los hombres cis que se someten a reducciones de senos “para sentirse bien” en sus cuerpos ha enojado a muchos que dicen que eso también es lo que quieren las personas trans. Un informe reciente que detalla la inmensa popularidad de la cirugía de reducción mamaria entre los hombres cis ha hecho estallar a los defensores de las personas trans por el hecho de que la atención de afirmación de género siempre ha sido celebrada para las personas cis pero demonizada para las personas trans. El Correo de Nueva York publicó un artículo el 3 de diciembre que explicaba que la cirugía de reducción mamaria es la cirugía plástica más popular entre los hombres cis del país. En algún momento de sus vidas, casi la mitad de los hombres experimentan una afección llamada ginecomastia, que es un aumento en el crecimiento de las glándulas mamarias debido a menudo a un desequilibrio hormonal. No es perjudicial para la salud física de un hombre y, por lo tanto, sólo debe “arreglarse” si hace que alguien se sienta cohibido.
Por ATA - Sylvia Rivera 4 de diciembre de 2025
El viernes, 28 de noviembre, se convirtió en un día histórico en materia de derechos, para los integrantes de la comunidad LGBT+ en Colombia. La registraduría implementó dos nuevos géneros en la cédula de ciudadanía, física y digital: la (T) para personas trans y las siglas (NB) para personas no binarias. Es la culminación de años de esfuerzo de la entidad por demostrar su “compromiso institucional de garantizar el derecho a la identificación de las personas trans y no binarias en el país”. “Desde la Casa LGBTI Sebastián Romero, en Bogotá, anunciamos el fortalecimiento de nuestra solución integral de registro civil e identificación, con la inclusión de las categorías ‘no binario’ (NB) y ‘trans’ (T) en el campo ‘sexo’ de los registros civiles y documentos de identidad. Un paso clave para reconocer y garantizar el derecho a la identificación de las personas con identidad de género diversa”, indicó la Registraduría en sus redes sociales. Ya se expidieron las primeras cédulas de personas trans y no binarias del país: Dos de las primeras personas en obtener sus cédulas con los identificadores de género T y NB fueron Tonny y Mike, precisamente, en el evento realizado en la Casa LGBTI Sebastián Romero. De acuerdo con la entidad, “el Registrador Nacional indicó que ya están listos los ajustes para que personas no binarias puedan realizar sus trámites en todas las oficinas, incluyendo la cédula digital, asegurando así acceso equitativo y eficiente a los servicios de identificación”. Un cambio que celebran Tony, Mike y el resto de personas de Colombia con identidades diversas. Y es que, de acuerdo con este último, “ha sido un camino de casi cinco años y hoy celebramos que ya somos reconocidos por el Estado". El cambio podrá realizarse en cédulas en físico y en su versión digital, en todos los puntos de la Registraduría, desde este viernes. https://www.noticiasrcn.com
Por ATA - Sylvia Rivera 1 de diciembre de 2025
La Corte Constitucional reiteró que ninguna persona trans puede ser excluida de su núcleo familiar por ejercer su derecho a la identidad de género. Esto sucedió tras fallar a favor de Fabiola, una mujer trans que acudió a la justicia tras ser rechazada y violentada por sus propios familiares. Y es que el alto tribunal reafirmó que el enfoque de género es una obligación para todas las autoridades que intervienen en controversias familiares y que, en el caso de la población trans, deben garantizarse condiciones que eviten cualquier forma de discriminación o desigualdad. Caso de Fabiola El pronunciamiento se dio tras estudiar la situación de Fabiola, quien recurrió a la tutela después de que la comisaría de familia encargada de su caso no aplicara adecuadamente este enfoque frente a episodios de violencia que ella denunció. La mujer acudió al mecanismo de amparo buscando protección frente a agresiones y malos tratos que recibía de su madre y de sus hermanos. Según ella, la entidad que debía brindar acompañamiento no aplicó el enfoque de género pese a tratarse de una persona trans, categoría que la Constitución reconoce como sujeta de especial protección. Con la tutela, el caso llegó a la Sala Cuarta de Revisión de la Corte Constitucional, que finalmente decidió amparar los derechos de la mujer, entre ellos la dignidad humana, la igualdad, el libre desarrollo de la personalidad, la identidad de género, el debido proceso y la vivienda digna. Pues en su decisión, la Corte recordó que todas las autoridades, y en especial las adscritas al sistema de justicia familiar, deben aplicar el enfoque de género de manera estricta. En el caso de personas trans, este deber se intensifica y exige evaluar cada situación, descartando cualquier trato discriminatorio o la reproducción de desigualdades históricas. El alto tribunal incluso formuló una nueva subregla, cuando una autoridad de familia no utiliza de forma correcta los enfoques diferenciales en casos que involucren personas LGBTIQ+, mujeres, adultos mayores o menores de edad, termina vulnerando los derechos fundamentales de quienes resultan afectados por esa omisión.