Crónica de una joven trans: "Hija, de alguna manera siempre lo supimos"

ATA - Sylvia Rivera • 10 de febrero de 2020

Acaba de aparecer el segundo libro de la joven poeta y modelo trans Carolina Unrein. Con el tono de diario íntimo cuenta la experiencia de médica, hospitalaria y vital de su vaginoplastía intercalada con sus recuerdos de infancia y adolescencia. Como señala Camila Sosa Villada en el prólogo, esta crónica donde el amor de la familia es un factor distintivo de las historias de generaciones anteriores, marca la gloria de una batalla que travestis y trans vienen dando desde la trinchera contra el odio . SOY presenta, como adelanto algunos fragmentos clave de FATAL. CRONICA TRANS (Planeta) que ya está en librerías.

En el hospital

El viernes, cerca de las diez, llegaron Fidalgo y Bustos a sacarme todo. Mamá y papá salieron. Me empezaron a sacar las vendas mientras yo miraba para el techo. Habían pasado siete días desde que estaba ahí, en esa habitación. Me moría de ganas de pararme, de caminar, de sentir los rayos del sol, de acariciar a mi gata. Pero todavía faltaba para eso. En algún momento me sacaron el tutor y yo no me di ni cuenta, no lo sentí. En eso, Fidalgo me dice: «Te voy a sacar la sonda, esto va a doler, pero es un segundo». ¡Tac! Fue el segundo más espantoso de mi vida. «Está todo sequito, estás cicatrizando muy bien». Me preguntaron si quería verla y dije que no, después dije que sí, pero solo por foto. Me mostraron la foto que habían sacado para su registro y ahí estaba. «No es vagina que vas a tener, ahora parece que te pasó un camión por encima, pero de a poco se va a empezar a deshinchar y va a cicatrizar bien». Yo igual ya estaba curada de espanto, me había asegurado antes de irme a operar de buscar fotos en internet de chicas que habían subido sus procesos de curación para hacerme una idea de lo que me iba a encontrar. Luego me explicaron que, de a poco, a mi ritmo y sin forzar, iba a tener que intentar pararme. Que podía ser que en una hora ya estuviera regia caminando, como podía ser que me tomara todo el día. Había estado acostada durante siete días, así que lo más seguro era que me mareara, probablemente me desmayara, pero la idea era prevenir que eso pasara. Esa fue la parte más difícil. Volver a levantarse, renacer de una muerte, es lo más difícil de todo. Me levantaba para sentarme y me mareaba. Me acostaba, esperaba un ratito, lo volvía a intentar y pasaba lo mismo. Me podía la situación, lloraba sin parar, quería levantarme de una vez e irme. «Tranquila, Caro, tranquila, sé fuerte, ya vas a poder», me decía mamá. Le escribí a Fer, mi psicóloga, que me había estado acompañando en todo este proceso y le dije que no estaba pudiendo levantarme.

Cuando nos levantamos, le pedí a mamá que me ayudara a bañarme, era lo que más anhelaba. Tuvimos que tener cuidado de no mojar nada entre el ombligo y la rodilla, a pedido del doctor también. Me lavé el pelo como pudimos, las axilas, la cara, los pies. Y enjuagamos el Pervinox que me había quedado en todo el muslo y que me daba un terrible asco, obvio que con total cuidado para no mojar el área operada. Me mareé un poquito porque la ducha caliente te sube la presión, y creo que me volvió la sangre a un montón de lugares a los que hacía casi una semana que no llegaba. Después, también a pedido del doctor, con un secador de pelo echamos aire ahí por unos segundos para que no quedara tan húmedo. Luego me sequé el pelo con la ayuda de uno de esos cepillos cilíndricos de peluquería que mamá había comprado una vez pero no había usado nunca. Me maquillé los labios de color rojo y me puse un pulovercito lindo. «Pero, Caro, ¿para qué te maquillás tanto si no vamos a salir a ningún lado?». No sé por qué no entendía mi necesidad de sentirme limpia y bella en este nuevo cuerpo, creí que era obvio. Ahora leyendo esto capaz sabés, mami.

El segundo o tercer día vinieron los docs al departamento para ver si me estaba curando bien y presentarme al señor dilatador pequeño y sus hermanos, el señor mediano y el señor grande. Ah, porque el laburo que tenemos que hacer las mujeres trans que nos operamos es ese: dilatarnos la vagina para mantenerla abierta. El primer mes, según las indicaciones de Fidalgo y si mal no recuerdo, tenía que dilatarla tres veces por día con el dilatador pequeño y el mediano, diez minutos con cada uno. Después, más adelante, incorporaría el grande y reduciría la frecuencia. De tres veces por día pasaría a dos veces, luego una vez por día, luego cada dos por tres y por último una vez por semana. Todo eso me lo indicaría bien él. Pero en ese momento me dijo que empezara con el más chico los días que estuviera ahí, para familiarizarme con la sensación y con todo el proceso que era presionar un miniconsolador y mantenerlo firme, sin moverlo, en una vagina recién operada.

Familiarizarme con eso fue, en parte, conocer lo que le pasaba a mi cuerpo. Era necesario estar relajada y respirar hondo para no causar dolor y tensión innecesaria en la cavidad vaginal. Ponía un preservativo en el dilatador, por una cuestión higiénica, y un poco de lubricante. Con la ayuda de un espejo, al menos las primeras veces, medía dónde estaba el agujero (porque hay chicas que por error lo ponen en la uretra) y, sin mirar (porque me impresionaba), lo mandaba. No sentía dolor. Es una operación que, en general, se vive sin mucho dolor. La parte dolorosa y angustiante pasa por otro lado, es psicológica. Te hacés de hierro por todo lo que tenés que pasar emocionalmente. Y así fue. Con una jeringa y un poco de Furacín dos veces al día, comiditas ricas, una pequeña salida a un Burguer King, un poco de tele, un par de partidas de chinchón y algunas películas los tres juntitos, los días se pasaron volando. Volvieron Bustos y Fidalgo para chequear que estuviera todo ok y como vieron que sí, nos devolvieron para Entre Ríos. Nunca sentí tanta cercanía con papá y mamá. Nunca los amé tanto. Nunca estuve tan segura de una decisión que había tomado. Nunca tanto nada. Fue la experiencia más intensa, más dolorosa y más feliz de toda mi vida. La repetiría una y mil veces, me iba convencida de eso. No por una cuestión sadomasoquista de querer volver a pasarla mal por los días de internación, sino por todo lo bello que fue. (...)

15 años antes

Las infancias son complicadas, pero más lo son para nosotras, las travas, y mis hermanas maricas. Yo fui ambas. Fui una niña marica y llegué a ser una pequeña trava. Tuve distintas etapas durante mi infancia. En un principio no me concebía como otra cosa que no fuera una nena. Me pensaba como una, me portaba como una, me identificaba como una. Un par de años más tarde, en los juegos con mis amigas todavía no intervenidas por el espanto paterno, me llamé Jennifer, y era la hermana, la estilista, la diseñadora o la famosa de lo que fuera que estuviéramos jugando. No sé de dónde saqué ese nombre, pero me gustaba. Era estúpido y fantasiosamente yanqui y creo que me sentaba muy bien, porque creo también que, para ese entonces, ya me había convencido de lo que todo el mundo parecía estar más que convencido: de que yo no era, en efecto, una nena. No sé por qué no era una nena. No tenía el pelo largo como las demás, pero porque no me dejaban. No usaba el guardapolvito rosado, pero porque no estaba permitido. No me llamaba ni Caro ni Sofía ni Serafina legalmente, pero en mi corazón era nada más y nada menos que Jennifer. Lo del pelo era un plato. Recuerdo el horror que le tenía a la maquinita para el pelo. Una vez me raparon la cabeza y se sintió como si me estuvieran mutilando, como si me arrancaran las plumas con pinzas o las alas que usaba para volar. «Tiene como un trauma con la maquinita», decía mi mamá en las peluquerías, y recurríamos, por descarte, a las tijeras. Aun así, no me gustaba para nada. Tiempo después aprendí lo que era un desmechado y una tijera para desmechar, y a pesar de que me dejaba el pelo más corto, sin entender muy bien la diferencia, iba a la peluquería y pedía un desmechado porque había algo de anestesia en la idea de pedir algo parecido a lo que pide la señora de al lado, y está bueno no sentir tanto dolor todo el tiempo. Recuerdo también que una vez en el colegio levanté con la mano uno de los mechones que tenía cerca de la coronilla, entre los dos remolinos que tengo ahí arriba, porque era de los mechoncitos más largos que tenía y me regocijaba agarrar una porción de pelo y estirar un poco el brazo teniendo todavía en la mano dos o tres pelitos, que cuidaba como si fueran oro o espuma. Había algo en esa falsa longitud capilar que por momentos me hacía sentir un poco mejor, como si fuera otro mundo el que podía encontrar ahí; una fracción de paz, un poco de tranquilidad frente a tanto entorno basura. Por lo general, solía hacerlo frente al espejo para no solo sentirlo, sino además verlo. La cuestión es que ese día lo hice en el aula y Lisandro, un compañero, me dijo: «Wow, Agus, qué largo que tenés el pelo. Casi sos una nena». Creo que no contesté nada, tal vez me reí un poco. Él debe haber pensado que fue por lo ingenioso de su chicana, pero si supiera… Creo que ahora sí sabe. De cualquier manera, creo que todes inconscientemente lo sabían, mal que mal.

El descubrimiento

A los trece, también en internet, gracias a mi bella amiga la computadora, encontré de algún modo la palabra trans. No recuerdo dónde ni cómo, si fue en un video, un texto, una imagen, un tuit, un estado. Pero recuerdo enterarme de que había una ley y de que existían las hormonas. Recuerdo haber leído sobre Jazz Jennings, y en ese momento creo que también estaba pasando lo de Caitlyn Jenner y un clic sucedió en mí. También recuerdo hablar sobre el tema con mis amistades virtuales y pelearme con un par. Y esto de ser trans, si bien traía alivio por un lado, por otro traía mucho estrés y ansiedad. La angustia de zafar o pass como le dicen en inglés, de que no validen mi identidad, de que me maten a golpes en el colegio, o de que no me dejaran estudiar en paz, que al menos hasta ese momento en el aula como estaba sola con mis compañeras mujeres no pasaba nada. A veces, cuando faltaba una profesora, mezclaban nuestra división con alguna o varias de las de electromecánica, las de los varones, y éramos entre ochenta y cien alumnos, todos amontonados en el aula en la misma clase. Me preguntaba, en el medio de estas situaciones, ¿qué podía pasar con una pobre y pequeña trans en un espacio así?

También me daba miedo convertirme en una Leelah Alcorn. Sabía que mis papás no me iban a mandar a terapia de conversión, o a una silla eléctrica, o a exorcizarme, pero, no sé, el miedo de que me dejaran de abrazar, de que me empezaran a hacer a un lado, de que me negaran el amor o incluso que me echaran de casa me aterraba hasta las patas. Tenía un montón de presión en la cabeza. Y más aún para tener apenas trece años. También me cuestionaba si estaba mal lo que sentía, si no estaba enferma, porque toda mi vida me dijeron y me recalcaron que eso era lo que me pasaba. Me lo dijo mi psicóloga de ese entonces, Silvia, quien lamentablemente sigue ejerciendo como profesional. Un día que estaba triste, cansada, resignada, le dije que tal vez no era trans, que tal vez me arrepentía de lo que estaba sintiendo, y su respuesta fue: «¿Viste? Me alegra mucho lo que me contás» y me dio el alta. Pero unos días después la mandé a cagar y me armé de valor para contarle a mi mamá, porque ya no aguantaba más la incertidumbre, no saber, no poder hablarlo, no poder decirle cómo me sentía y tener que ocultarlo. «Mamá, soy trans». Me preguntó qué era. Le expliqué. Entendió. «Bueno, de algún modo siempre lo supimos», y me abrazó. Le conté que no aguantaba más ir a educación física con los varones, le pedí que consiguiéramos un certificado médico falso para presentar en la escuela, y ahí entendió aún más. Ella fue testigo de todas las veces que, con la cara empapada, me ponía la ropa de gimnasia y le suplicaba que me dejara faltar. También le pedí que le contara ella a papá porque a mí me daba miedo su reacción, y que cuando fuéramos a la doctora a buscar el certificado le pidiéramos que nos dijera cómo podíamos hacer para que yo empezara a tomar hormonas. Le hablé del plan que tenía, que era esperar hasta fin de año y el año siguiente volver al colegio con un nuevo nombre y presentarme como quería y sentía. (...)

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Noticias

Por ATA - Sylvia Rivera 23 de septiembre de 2025
Las personas galardonadas en esta edición serán:
Por ATA - Sylvia Rivera 23 de septiembre de 2025
A pesar de que el nombre de Paris Lee sea muy poco conocido en España, la realidad es que ha sido una de las figuras más importantes dentro del colectivo LGTBI en Reino Unido los últimos años. La activista trans ha sido una de las caras más visibles de la lucha por los derechos de las personas trans en el país anglosajón, algo a lo que ha contribuido a través de artículos, trabajos con ONG y con sus memorias, What It Feels Like for a Girl, que ahora han sido adaptadas por la BBC. La serie se estrenó este verano en BBC Three, y consta de ocho episodios de unos cincuenta minutos. Ha sido creada, producida y parcialmente escrita por la propia Paris Lee, mientras que Ellis Howard (Catalina la Grande) ha sido el encargado de dar vida a la periodista y activista en el proyecto. Tres meses después de ver la luz en Reino Unido, What It Feels Like for a Girl llega a España de la mano de una plataforma de streaming.
Por ATA - Sylvia Rivera 22 de septiembre de 2025
La estadounidense Midori Monet ha ganado este sábado el título de Miss Reina Internacional (Miss International Queen), el mayor certamen de belleza de este tipo, que ha celebrado su edición número 21 en la ciudad de Pattaya, Tailandia. La joven agradeció el título y lanzó un dardo a Donald Trump: "Las personas trans estamos aquí, hemos estado aquí desde antes de Trump y estaremos aquí después", sostuvo. Tailandia, un referente mundial en las cirugías de reasignación de sexo, acoge esta competición un mes antes de que se celebre en el país uno de los mayores concursos de belleza femenina, el Miss Grand Internacional, que no acepta mujeres trans. Además, el país será en noviembre la sede del Miss Universo, cuya primera edición con una participante trans tuvo lugar en Bangkok en 2018, cuando la española Ángela Ponce se convirtió en la primera mujer trans en competir en este certamen, que desde entonces ha flexibilizado reglas, admitiendo ahora a mujeres casadas o divorciadas y sin límites de edad. Aunque Tailandia protege más que la mayoría de países vecinos los derechos del colectivo LGTBI+ y en enero de este año se convirtió en el tercer lugar de Asia y la primera nación del Sudeste Asiático en permitir el matrimonio igualitario, los activistas advierten que aún queda mucho camino para acabar con todas las discriminaciones. https://www.telecinco.es
Por ATA - Sylvia Rivera 19 de septiembre de 2025
El 42% de las personas intersexuales en España ha sufrido violencia física o sexual por ser una personaLGTBIQ+, el segundo porcentaje más alto entre los 30 países analizados en un informe que presentó este miércoles la Agencia de Derechos Fundamentales (FRA) de la Unión Europea (UE). Sólo en Austria, con un 45%, hay más personas que han sufrido episodios de violencia, según ese informe basado en entrevistas a 1.920 personas intersexuales. La media en la UE es del 32%. El elevado desconocimiento social sobre las personas intersexuales las convierte en un grupo muy vulnerable, objeto de un odio creciente y a menudo sometidas sin su consentimiento informado a cirugías y terapias de ‘conversión’, según alerta la UE. Las personas intersexuales nacen con variaciones que ocurren de manera natural en las características sexuales -como los genitales, la anatomía, los niveles de hormonas o los cromosomas- que no se ajustan al binarismo dominante. La FRA estima que el 0,02% de la población de la UE tienen esas variaciones innatas, aproximadamente unas 90.000 personas. Aumento de la intolerancia contra las personas LGTBIQ+ En su reporte, la FRA indica que España está entre los países con las legislaciones más avanzadas contra la elevada discriminación y violencia que sufren las personas intersexuales, la más alta entre todo el colectivo LGTBIQ+. Es uno de los cinco países de la UE que prohíben las modificaciones médicas genitales no consentidas a menores, y está entre los siete que incluye las protección de las características sexuales en su legislación antidiscriminación. También es uno de los ocho que prohíbe las terapias de conversión que buscan modificar la orientación sexual o la identidad de género. Pese a esas leyes, el 51% de las personas intersexuales encuestadas en España opinaron que la intolerancia y los prejuicios contra las personas LGTBIQ+ han aumentado en el país en los últimos cinco años, frente al 35% de media comunitaria. El principal motivo para ese aumento en España radica, según el 86% de las personas encuestados, en los discursos negativos de políticos y partidos, frente al 69% que así lo opina en el conjunto de los 27. Sólo el 24 % opina que se debe a cambios legales negativos (en contraste con el 37 % de media en la UE). Menos denuncias
Por ATA - Sylvia Rivera 17 de septiembre de 2025
La Cámara Contencioso Administrativo Federal N°5 ordenó la reincorporación de cinco trabajadorxs trans que habían sido despedidos del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) y exigió al Gobierno cumplir con la Ley de Cupo laboral Travesti Trans (27.636). La decisión judicial había sido firmada a mediados de mayo, pero fue necesario que exigir su cumplimiento e intimar al presidente del INCAA, Carlos Pirovano, para que dé cumplimiento al fallo judicial. Con ese objetivo, el viernes pasado sectores de estatales, referentes de la cultura y del cine, acompañaron a los trabajadores con un "abrazo colectivo" al edificio del instituto del cine. "En el INCAA el ajuste del Gobierno y Carlos Pirovano dejaron tierra arrasada con los despidos masivos", denunciaron desde la Asociación de Trabajadores del Estado. Desde el inicio del gobierno de Javier Milei, el colectivo trans-travesti representó el 10 por ciento de los trabajadores estatales despedidos por la administración nacional, a pesar de la vigencia de la Ley 27.636. Por su parte, el colectivo de documentalistas argentinos DOCA denunció que el Poder Ejecutivo está desviando los fondos del Fondo de Fomento Cinematográfico a inversiones especulativas y pidió la destitución del presidente del INCAA, Carlos Pirovano. En un breve video, los documentalistas recuperaron las declaraciones del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, en su exposición ante la Cámara de Diputados en la que confirmó que el fondo del INCAA tiene superávit y que un total de 37 mil millones de pesos fueron colocados en bonos y plazos fijos. https://www.pagina12.com.ar
Por ATA - Sylvia Rivera 16 de septiembre de 2025
Vivian Wilson, la hija de Elon Musk, ha debutado en la Semana de la Moda de Nueva York. La joven de 21 años no solo desfiló, sino que también aprovechó la pasarela para criticar las políticas agresivas de la administración Trump, especialmente aquellas que limitan los derechos de la comunidad trans. Debut Tras aparecer en varias portadas, Vivian debutó en la Semana de la Moda de Nueva York. Para el desfile de Alexis Bittar, lució un vestido rojo acompañado de una cinta brillante con la inscripción “Miss South Carolina”. El desfile El diseñador recuperó el estilo de los concursos de belleza de los años noventa, incorporando un giro surrealista y una crítica a los estereotipos de género. Inspirado en películas como Terciopelo azul, Carrie y Las vírgenes suicidas, el desfile buscaba criticar la misoginia, los depredadores descontrolados y la cosificación, al mismo tiempo que defendía los derechos de las personas transgéneros, según explicó el diseñador en Instagram. Además de Carolina del Norte, el desfile incluyó representaciones de Virginia Occidental, Florida, Utah, Tennessee, Alabama y Luisiana. «Elegí deliberadamente a cada candidata para representar a un estado norteamericano en el que los derechos de las personas trans están amenazados», dijo el diseñador. Vivian Wilson La estudiante neoyorquina, ya había expresado su interés por incursionar en el mundo de la moda. “Me ponía muy nerviosa que me malinterpretaran o que pensaran que no valía para esto”, declaró a The Cut tras su sesión de fotos para Teen Vogue. En junio, cumplió otro de sus sueños al participar en el espectáculo drag benéfico de Pattie Gonia bajo el nombre artístico de Vivllainous. Desde 2022, cuando solicitó legalmente su cambio de nombre e identidad de género tras iniciar su transición a los 16 años con el apoyo de su madre, Vivian se ha distanciado de su padre. Actualmente, vive en Los Ángeles, en un piso compartido y asegura no recibir ayuda económica del empresario. Con su debut en la Semana de la Moda de Nueva York, Vivian Wilson reafirma su compromiso con la moda y los derechos de la comunidad trans, demostrando que su camino va más allá de su apellido. https://www.elliberal.cat
Por ATA - Sylvia Rivera 15 de septiembre de 2025
Psicólogo, análisis de sangre, visitas al endocrino, hormonas, pruebas y cirugías. Estos son todos los pasos por los que tienen que pasar las personas trans que opten por completar su cambio físico en la sanidad pública española. Este colectivo tiene que superar una serie de barreras hasta lograr su transición deseada debido a que soportan amplias listas de espera. Aunque los tiempos varían mucho entre comunidades autónomas, los relatos de varias personas trans a este periódico arrojan que de media esperan para una cirugía de vaginoplastia o una faloplastia hasta tres años. Y la hormonación no se queda atrás. Desde que una persona solicita una cita hasta que consigue los medicamentos puede pasar hasta un año. De hecho, en algunos casos sólo conseguir una cita con el endocrino puede llevarles un tiempo de espera de hasta más de un año. Antón (Galicia) tiene 20 años y ha vivido las eternas listas de espera para completar su transición. De hecho, aún lo vive. Con 18 decidió dar el paso y empezar el cambio. Lo primero fue el registro civil, donde, con la nueva ley, tardó ocho meses en hacer todo el proceso y cambiar su documento nacional de identidad (DNI). Después de eso, solicitó el cambio de nombre en los centros de estudio, la seguridad social, el banco o la tarjeta de médico. Y aunque no fue fácil, explica a este periódico que todo lo peor vino después. Ha estado hasta dos años esperando para poder recibir la hormonación. Una depresión, causada por no sentirse bien consigo mismo, hizo que se retrasara aún más ese proceso. Además, aclara que ve al endocrino sólo una vez al año. Cuando debería ser necesario, al menos una, cada tres meses. "Fui varias veces al médico a insistir si podían ponerme la cita, pero se ve que las personas trans no somos prioridad. Estamos al fondo en las listas", cuenta. La primera cita con el endocrino llegó con 19 años, es decir, esperó 365 días para ver por primera vez a este especialista. Luego, se hizo los primeros análisis de sangre y hasta un año después no volvió a verlo para conseguir la hormonación. Retraso en la hormonación Unas pruebas que no sirvieron de nada, ya que tras retrasar el tiempo de hormomación tuvo que volver a repetirlas. "No me querían dar las hormonas porque afectaban a la depresión y a mis cambios de humor. Pero yo repetí y repetí que tenía esa enfermedad mental causada por no verme bien a mí mismo. Y quería cuanto antes tomar la medicación", relata el momento. Así que hasta que no pasó un tiempo no pudo. Ya con 20, tuvo la segunda cita con el endocrino. "Esto ha sido en marzo de este 2025, porque tuve que volver a hacerme otros análisis de sangre y esperar cinco meses hasta que empecé al fin a hormonarme", cuenta. Como relata a este periódico, una vez que una persona trans empieza tomar la medicación para comenzar con su cambio, debe visitar al endocrino, al menos, cada dos o tres meses para ver si tu cuerpo está aceptando correctamente las hormonas. Sin embargo, desde que Antón las recibió no ha vuelto a pisar el endocrino desde entonces. "Se supone que estoy en lista de espera, sólo para que me den la cita, es decir, llevo desde abril con hormonas y siguen sin dármela". Para completar su cambio le gustaría hacerse la mastectomía, pero ya se da por vencido para hacerse la cirugía por la sanidad pública. Optará por el área privada, porque no quiere esperar cinco años (el tiempo de espera medio que hay en su zona) para sentirse bien consigo mismo. Años para la cirugía Amanda (nombre ficticio) tiene también 20 años y está en lista de espera para realizarse una vaginoplastia. Su camino tampoco ha sido fácil. Ella vive en Madrid y en la capital, las listas de espera para cambiarse el nombre y hacer una simple visita al endocrino son todo un calvario. En un primer momento, para visitar el endocrino le dieron cita para un año. "Quieren estar seguros de si quieres hacer el cambio, por eso no eres la prioridad. Pero mis padres insistieron y, en lugar del año que me daban, tuve que esperar tres meses para ver por primera al endocrino", cuenta. Y cuando llegó al endocrino, al igual que Antón, tuvo que esperar para luego tener que volver a esperar, ya que primero se tenía que hacer unos análisis de sangre. "En total tardé un año y medio hasta recibir por primera vez la medicación", añade. Ahora, se encuentra en lista de espera para poder hacerse una vaginoplastia. Y es necesario pasar por varios procesos para la cirugía. Entre ellos, hay varias fases en la que los especialistas se ponen en contacto con la persona para que confirme si está segura de realizarse esta operación. "Cuando llevas un año con hormonas, te derivan a una cita para hacerte las operaciones. En mi caso, he tenido que hacerme previamente una colonoscopia antes de la cirugía. Para esto pasaron seis meses y ahora me han dicho que tengo que esperar, al menos, tres años más", relata. Aunque está siendo un proceso lento, Amanda cuenta que uno de los procesos más duros fue el cambio de nombre. Empezó con la anterior ley y, cuando ya estaba casi todo listo en el registro civil, entró la nueva norma (en marzo de 2023). El proceso se ralentizó. "Me dijeron que tenían que volver a empezar y al final tardé más de ocho meses sólo en hacer el cambio", termina. Por otro lado, la joven denuncia a este medio el desconocimiento que hay por parte de la sanidad pública del colectivo trans. "Cuando le conté todo por primera vez a mi médica de cabecera, me dijo que no sabía qué hacer: 'Me leeré unos papeles y te digo algo la semana que viene'. Es increíble". Transición con 57 años Juana empezó su transición con 57. Y aunque el tiempo de espera también ha sido largo, reconoce que por su edad se ha acelerado el proceso. Tardó unos cinco meses para visitar por primera vez el endocrino. Ella vive en Canarias, y allí las revisiones con el especialista las hace cada seis meses. "Al principio, solicité sólo una extirpación de testículos porque creía que con eso ya me iba a ver bien. Pero luego, al mirarme al espejo por las mañanas, me di cuenta de que no: necesitaba la vaginoplastia completa. Ahora, estoy en lista de espera para ella y me han dicho que como mínimo tengo que estar tres años de espera porque aquí en Canarias no se hace esta cirugía", cuenta. Para ella, lo más duro de su transición ha sido que tuvo que dejar, por un tiempo, el tratamiento de hormonación debido a que le encontraron un bulto en una de sus mamas. "Al final, todo se quedó en un susto. Fue una ginecomastia (crecen los pechos) por el aumento de fármacos hormonales. Pero para mí esos meses fueron una montaña rusa de emociones. Porque yo tenía antecedentes en la familia de cáncer y pensaba que tenía que dejarlo definitivamente", continúa. Después de todo lo que ha pasado y, aunque, la espera no está siendo fácil. Reconoce que para ella fue mucho más duro tener que estar 57 años atrapada en una identidad que no le correspondía. "No era yo. Después de tanto, ahora estoy empezando a disfrutar de mí misma", concluye. https://www.elespanol.com
Por ATA - Sylvia Rivera 12 de septiembre de 2025
La árbitra israelí Sapir Berman sonríe radiante al recordar el momento en el que su "sueño se hizo realidad", cuando se convirtió este año en la primera mujer trans en dirigir un partido de fútbol internacional. "Siempre quise ser una mujer y siempre quise ser árbitra de fútbol, y ambas cosas llegaron juntas y se fusionaron en un solo sueño que detonó con alegría", confesó a la AFP la mujer de 31 años. "Es una sensación inspiradora y poderosa: sentir que estoy haciendo lo correcto, que me estoy eligiendo a mí misma, que estoy mostrando al mundo que es posible". "Desde que tenía cinco años recuerdo que quería ser mujer, que quería ser una niña. Y cuando empecé a jugar a fútbol me di cuenta de que el sueño de ser mujer y jugar a fútbol no iban de la mano", relata. "Así que decidí esconder quien era y seguir jugando a fútbol. Me escondí a mí misma durante casi 26 años". Berman creció en medio de una familia amante del fútbol. Jugó como defensa en su infancia y juventud, pero cuando se dio cuenta de que nunca llegaría a ser profesional, se unió a la asociación de árbitros y trabajó hasta oficiar en partidos de la Premier League masculina de Israel. Pero Berman sentía que estaba ocultando su secreto más íntimo. Fue durante la pandemia de covid-19, en medio del confinamiento, cuando Berman comenzó a reflexionar sobre su futuro. "Me pregunté: ¿esto es vida? ¿es éste el camino?", recuerda. "Decidí revelarme a mi misma". Berman temió inicialmente que su carrera hubiese concluido, pero su hermano le convenció para que tratase de continuar. La inglesa Lucy Clark se convirtió en la primera mujer trans en el mundo en arbitrar un partido, en 2018 en la semiprofesional English league, pero nunca dirigió un partido internacional. Cuando Berman arbitró el partido de clasificación para la Eurocopa femenina sub-17 entre Irlanda del Norte y Montenegro en Belfast en marzo de este año, fue un hecho inédito, según la UEFA. Berman asegura que el camino no siempre fue fácil a pesar del gran apoyo que recibió de la asociación de árbitros de Israel. "Hubo muchas preguntas y muchos momentos en los que me decían que no sabían qué hacer. Yo tampoco sabía qué esperar o cómo acabaría el proceso". Berman comentó que cuando comenzó con la terapia hormonal como parte de su transición, al principio se sintió frustrada y resentida con su cuerpo. "Fuera del terreno de juego me sentía fantástica, dentro sentía que había destruido mi carrera". No pasó las pruebas físicas y descendió de categoría, pero con la ayuda de un psicólogo deportivo y con muchos "intentos y errores", logró regresar. Berman se convirtió en árbitra internacional a comienzos de este año y sueña con dirigir un partido de Liga de Campeones, de la Eurocopa o del Mundial. Apoyo de jugadores y aficionados La participación de las personas trans se ha convertido en un tema de actualidad a medida que los diferentes deportes tratan de conjugar la inclusión con la equidad competitiva. A comienzos de este año, la Federación Inglesa (FA) anunció que las mujeres trans no pueden jugar en el fútbol femenino. Berman espera que las instancias deportivas encuentren la manera de "integrar, unir, diversificar" y recordó que el rendimiento de un deportista también puede verse afectado por factores emocionales, económicos, geográficos o familiares. Berman afirma haber recibido muestras de apoyo tanto de jugadores como de aficionados. "Los aficionados siguen insultándome, sólo que ahora lo hacen en femenino", sonríe, añadiendo que para ella supone "un sello de aprobación, de que me ven exactamente como soy". Y en la calle, jóvenes le han contado que su historia les ha dado esperanza. "Eso me llena, me da muchísima fuerza para seguir adelante y hacer lo que hago, porque a fin de cuentas, me elegí a mí misma". https://www.t13.cl
Por ATA - Sylvia Rivera 11 de septiembre de 2025
En la primera mitad del año se registraron 102 delitos de odio, un 70% más que en 2024. Hubo 17 personas que murieron a causa de su orientación sexual o identidad y 85 sufrieron lesiones a su integridad física. Durante el primer semestre de 2025 se registraron 102 crímenes de odio contra personas LGBT+. Es un indicador preocupante ya que implica un 70% más que los delitos cometidos durante el 2024 (60 casos) y muestra un aumento de actos homofóbicos, lesbofóbicos y transfóbicos, según el informe semestral 2025, del Observatorio de Crímenes de Odio LGBT+, motivados por discriminación, orientación sexual, expresión e identidad de género. “Esta cifra es alarmante no solo por su magnitud, sino por su carácter histórico: representa un aumento del 70% en comparación con el mismo período del año anterior, en el que se habían contabilizado 60 casos. Pero, además, en tan solo seis meses, se alcanzó el 72% del total registrado durante todo el año 2024, que cerró con 140 casos. La evolución histórica refuerza esta tendencia: en todo 2023 se registraron 133 casos, en 2022 la cifra fue similar, y en 2021 se habían contabilizado 129”, enmarca el Observatorio.
Por ATA - Sylvia Rivera 9 de septiembre de 2025
La polémica comenzó cuando una trabajadora trans de una tienda Marks & Spencer (M&S) en el Reino Unido ofreció ayudar a una chica de 14 años en la sección de lencería. Un gesto cotidiano que, según la madre de la menor, resultó molesto para su hija. M&S respondió con una disculpa y ofreció que fuera atendida por una empleada cis si lo preferían. La situación fue corregida. Un portavoz de Marks & Spencer en una entrevista para un medio de comunicación explicó que: «Queremos que nuestras tiendas sean lugares inclusivos y acogedores para nuestros colegas y clientes». La marca defiende la inclusividad y asegura que los clientes pueden elegir ser atendidos por el empleado que deseen. El boicot impulsado por una ideología excluyente J.K. Rowling, conocida por su postura TERF (feminismo radical excluyente), aprovechó el episodio para llamar a un boicot público contra M&S. En su mensaje en redes escribió: “Es hora de que las mujeres voten con su cartera” y sugirió que boicotear a la empresa era “apropiado” si continuaba permitiendo que mujeres trans accedieran a espacios para mujeres. La respuesta de M&S